Es difícil decidir con seguridad qué deportes incluir ahí. Hace poco, un hombre perdió la vida jugando al hockey. Estaba jugando al hockey durante un partido y este deporte definitivamente no está clasificado como deporte de adrenalina. Sin embargo, se incluye si se practica a gran altitud. En otras palabras, saltar a la comba debe ser una gran experiencia, pero no todo el mundo la tiene. El ex animador y presentador Petr Nowotny seguramente podría decírselo. Y así fue. A su manera, claro, para que todo el mundo pensara que era una broma bastante simpática. El paracaidismo, la escalada, la vela e incluso el ala delta pueden acabar trágicamente.
Sin embargo, la gente sigue intentándolo una y otra vez. Como si no hubiera peligro, como si no les fuera a pasar nada. O quizá se dicen a sí mismos que «a mí no me va a pasar nada». Sería interesante contar los muertos que han dicho exactamente lo mismo. Creer en la propia inmortalidad puede ser muy delicado. Hay que tener cuidado. Pero lo cierto es que la gente que busca este tipo de cosas se acostumbra al peligro al cabo de un tiempo y se convierte en rutina. Ahí es donde empieza a romperse el proverbial pan, como sabe hasta un cocinero que hace guiso por 150ª vez. Falla. Comete un error y el guiso se convierte en masilla incomestible.
Bueno, eso es lo que le pasa a un perro con un mal corte. Pero si un escalador comete un error así, es fatal. Las caídas desde grandes alturas son casi siempre mortales y sobrevivir es un milagro. La cuestión es qué consecuencias tendrá y si se trata ya de la vida. Por desgracia, los errores ocurren tanto donde son imprevistos como donde la seguridad está garantizada. ¿Recuerda el accidente del teleférico? Las personas que estaban allí no buscaban en absoluto la adrenalina. Sin embargo, si te ves envuelto en algo así, en algún lugar de tu corazón siempre debes tener la esperanza de que no pase nada y debes saber que las casualidades son cosas delicadas. Las cosas pueden salir mal
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